Por Marcelo Aparicio
Aprovechando la parcialidad que nos está casi tolerada y muy criticada, volveré a decir cual considero el más completo (no digo el mejor porque no soy quien), de los restaurantes de Barcelona, ciudad referencia del buen comer. Por su oferta escasa pero buena de cocina local catalana y por el cosmopolitismo de la misma en general, con algunos aciertos medidos de la llamada cocina de vanguardia.
Me estoy refiriendo a Somodó. Una cocina muy particular, original sin tontería, tradicional y moderna a la vez. Contemporánea y ejemplar. Hace poco falleció su creador y alma mater, Oshi, quien hace muchos años en el mismo local nos hacía disfrutar con Shojiro, mediante una oferta de menú que desató su inmediato éxito. Cocinero experimentado, con vivencias importantes en Francia (véase su foto abrazado a Paul Bocuse en su cocina de Lyon) un gran experto en la preparación y cocción del pescado.
Un par de amigos aficionados a la buena mesa una vez tuvimos el privilegio de disfrutar una paella prepara por Oshi, y para muchos de los presentes, una de las mejores jamás probada en la Ciudad Condal.
Oshi le puso Somodó al Shojiro "porque sólo hemos quedado dos, Toshi y yo, en cocina y en sala", me explicó un día. Entre ambos hacían tan bien todo que se sigue llamando Somodó a pesar de que el éxito los obliga a ser cinco y a veces seis, pero la impronta de Oshi y sus rigores horarios, sigue viva. "Era muy exigente y me quedé con esa enseñanza", apunta Toshi.
Afirmo que es el más completo a mi juicio porque no sólo la cocina es una de las mejor pensadas y preparadas de gran parte de la city, sino por todos los otros elementos que juegan en ese escenario único y diario que es un restaurante. Amabilidad y eficacia en el servicio, femenino y gallego para más señas. Entorno simple, pero acogedor y con aire Zen. Una sala bien iluminada y de sana acústica. Las mesas bien vestidas, sencillas, pero dominadas por una manzana lustrosa toda su vida, como con algo Beatlle en su concepto. Y ese "feeling"" que hace que se repita la visita cada vez que se piensa en pasarlo bien. Oshi me contaba que iban muchos "grandes chefs" amigos a comer e interesarse por su cocina. "Vienen a copiar" le respondí con la dosis de maldad que llevo. No voy a relatar las bondades que me he llevado a la boca porque incito e insisto en que quien vive y gusta comer en Barcelona debe vivir la experiencia. Y quien viene de visita, no se lo puede perder. La fórmula de Oshi sigue en pie. Un menú al mediodía de 18,80€ cuyos entrante y primero viene ya decidido y hay que elegir el segundo entre carne y pescado. Los postres son siempre sorprendentes y fabulosos. Tienen bodega corta pero muy sabia. He comido y cenado casi siempre con cava y vinos rosados, blancos o tintos de la bodega Parés Baltá. Parecen elaborados para apreciar esta cocina tan particular y buena. Por la noche (se exige puntualidad), cuando el Somodó cobra su sensación más bonita y romántica, existe un menú ligero por 32€ y el menú Somodó, de 35,50€ con ocho exquisitas propuestas. No es un restaurant japonés, pero toda esa técnica envidiable ha sido puesta al servicio de una cocina particular, única en Barcelona. Gracias Oshi, allí donde estés.
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