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EL TEMAMACARRONES RELLENOS DE CARRILLERAS, LA RECETA DE LA XARXA, Y EL VINO FINCA GARBET DE PERELADA. POR MIQUEL SEN

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Alta Alella la culminación de un proyecto familiar [ Ir a LOS TEMAS ] [ Volver ]
 

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La región D.O. Alella es mucho más que vinos y bodegas. En pleno litoral mediterráneo, es la denominación más pequeña de España. Ocho elaboradores se distribuyen las 300 hectáreas de terreno en producción de la zona –17 de las cuales pertenecen a Alta Alella–, y que se asientan sobre un suelo arenoso de origen granítico que, unido a las pocas precipitaciones y a la alta concentración de humedad, proporciona al vino una buena acidez, mineralidad y frescor.
Antaño, Alella era el centro de veraneo de la alta burguesía catalana. El vino se elabora en la zona desde el tiempo de los romanos (siglo III a.C.) y, en sus inicios, fue controlado por las familias de Barcino, que suministraban incluso a la Corte de Aragón. Fueron los primeros vinos blancos embotellados de fama y llegaron a alcanzar su máximo esplendor durante el siglo XIX e inicios del XX, época en la que los vinos y cavas de Alella fueron considerados los preferidos por la burguesía barcelonesa.
Alta Alella, sin embargo, no está amparada únicamente en la D.O. Alella, sino también, gracias a sus espumosos, en la D.O. Cava, donde elabora cavas reserva y gran reserva de entre 20 y 60 meses de crianza mínimo.


“En Alta Alella está nuestra casa y, entre las viñas, han crecido nuestras hijas. El vino es mi proyecto de vida y el de toda mi familia”. Josep Maria Pujol-Busquets Camps, propietario de Alta Alella


Alta Alella es la culminación de un proyecto familiar nacido hace más de veinte años. Ubicada entre los municipios de Tiana y Alella, en la zona agrícola privilegiada del Parque Natural de la Serralada de Marina, la historia de la bodega comenzó cuando el enólogo emprendedor Josep Maria Pujol-Busquets Camps y su esposa, Cristina Guillén Soldevila, adquirieron la finca novecentista de Can Genís.


Cerca del mar Mediterráneo, que baña la costa a tan sólo dos kilómetros del viñedo, el matrimonio devolvió a la finca su encanto original reformando la masía, recuperando las viñas viejas, algunas de más de 50 años, y construyendo una bodega moderna y ecológica en la que trabajan para producir vinos con vocación de pureza y transparencia, que son un vivo reflejo del terroir y de cada añada.
En 1991, Alta Alella plantó sus primeras viñas con la variedad típica de la región, la Pansa Blanca (o Xarel·lo), junto a otras como la olvidada Mataró, que no se había cultivado desde los tiempos de la filoxera. Diez años después, en 2001, las seis hectáreas de terreno distribuidas en terrazas y laderas ya estaban preparadas para dar el fruto que produciría los primeros vinos de la bodega. Con el paso del tiempo, Alta Alella ha crecido y actualmente controla 50 hectáreas en producción dentro de las DO Alella y DO Cava.


Desde sus inicios, la bodega se ha basado en la agricultura ecológica certificada. Utilizan técnicas agrícolas ancestrales excluyendo el uso de pesticidas y herbicidas, creando un ecosistema equilibrado que respeta la flora y la fauna autóctonas de la zona.
La vendimia se realiza de forma manual, prestando atención individual a cada una de las plantas. Tiene una duración aproximada de dos meses en los que, mediante un riguroso control de maduración, se busca el momento óptimo para recoger cada variedad. Con el esfuerzo de la familia y todo el equipo por encontrar variedades resistentes y minimizar el tratamiento de las viñas y los vinos, la bodega trabaja año tras año para lograr uvas y vinos más sanos.
Además del sello de calidad intrínseco en todos sus productos, Alta Alella se ha consolidado también como una bodega abierta al público y al enoturismo. El vino de una zona forma parte de su identidad y Alta Alella quiere compartir el suyo con los visitantes de todo el mundo. Así, pone a disposición del público un entorno vitivinícola único en el que dar tranquilos paseos, hacer catas o disfrutar de la amplia oferta de actividades enoturísticas que se renuevan mes a mes.


Alta Alella es la bodega más próxima a Barcelona y sus vinos ecológicos están presentes en las cartas de algunos de los mejores restaurantes del mundo.
Este 2013, tras la reestructuración de su gama de productos, Alta Alella ha renovado su imagen con el rediseño de su logo y el nuevo estilo de sus etiquetas, ahora más frescas, actuales y fieles a su filosofía.
Arraigados en la familia, Josep María y Cristina han hecho de Alta Alella una bodega moderna y actual, y el relevo generacional está asegurado con sus dos hijas: Mireia, bióloga especializada en fisiología vegetal y Máster en Agricultura Ecológica; y Georgina, estudiante de Farmacia, colaboradora activa en la empresa.


Filosofía

Alta Alella es una bodega ecológica que mira al futuro. Su propietario, Josep María Pujol-Busquets, y gran parte de su equipo, son enólogos, por lo que sienten verdadera pasión por la diversidad. Eso lleva a la bodega a trabajar con microvinificaciones, innumerables variedades de uva y a no dejar de innovar, produciendo en un año hasta 47 vinos distintos.
Huyendo de la estandarización, año tras año, el objetivo de Pujol-Busquets y de Alta Alella es producir vinos transparentes, que reflejen el terroir de la bodega y las características de su añada. Vinos que muestren, al ser catados, las condiciones meteorológicas, geológicas y de la vendimia de cada año.
“En Alta Alella no nos vamos a cansar de evolucionar y profundizar en la agricultura ecológica”, dice Pujol-Busquets. El camino de la bodega para conseguir vinos sin rastro de carga química es imparable. Su objetivo es encontrar y desarrollar variedades resistentes que se adapten al medio para minimizar el tratamiento tanto de las viñas como del vino, reduciendo su manipulación para lograr un producto más natural y sincero.

Actualmente, Alta Alella – Cavas Privat controla 50 hectáreas en producción dentro de las DO Alella y DO Cava.

16 hectáreas de Pansa Blanca (Xarel·lo) 30%
8 hectáreas de Macabeu 15%
7 hectáreas de Chardonnay 15%
6 hectáreas de Parellada 10%
4 hectáreas de Syrah & PS 10%
4 hectáreas de Pinot Noir 7%
2 hectáreas de Mataró 5%
1 hectárea de Sauvignon Blanc 2%
1 hectárea de Cabernet Sauvignon 2%
1 hectárea de Garnacha Negra 2%
1 hectárea de variedades experimentales 2%

Enología


La vendimia se realiza de forma 100% manual y en cajas pequeñas, y toda la bodega está diseñada para trabajar por gravedad, evitando así el uso de bombas. Desde su origen, la bodega de Alta Alella fue diseñada específicamente para las microvinificaciones, las cuales permiten elaborar separadamente las distintas variedades de uva y recoger cada una en su punto óptimo de maduración, dejando que fermenten por separado en depósitos de acero inoxidable o en barricas nuevas o viejas, de dos o tres años, de roble francés o americano.
La duración de las maceraciones varía entre tres y cuatro semanas según la variedad, parcela y añada. Los vinos tintos maceran mediante la técnica del sombrero sumergido, manteniendo las pieles y la pulpa por debajo del nivel del vino para favorecer la extracción, y efectúan la fermentación maloláctica en barrica, un proceso que exige vigilancia pero que ofrece ventajas significativas en cuanto a la fijación de color y otros elementos polifenólicos. Los vinos blancos y los vinos base para el cava, por otro lado, no realizan la fermentación maloláctica completa, lo que permite que mantengan su máximo frescor. En el caso de los cavas, se provoca la segunda fermentación en botella y se someten a una crianza en rima en la bodega de entre 20 y 60 meses. Éstos salen al mercado acabados de degollar.


Josep María Pujol-Busquets es propietario y director técnico de Alta Alella. Licenciado en Enología por la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, Ingeniero Técnico en Industrias Agrícolas por la Universidad Politécnica de Barcelona y Máster en Enología por la misma universidad, Pujol-Busquets ha trabajado de Director Técnico en diversas empresas del sector, entre las que destacan Parxet o Marqués de Monistrol. También ha ejercido la docencia como profesor de enología, enotecnia y gestión de empresa en el Máster de Enología Innovadora en la Facultad de Farmacia del País Vasco, en la Facultad de Enología de la URV de Tarragona y en la Escuela Superior de Agricultura de la Universidad Politécnica de Barcelona. Con esta amplia y exitosa trayectoria, Josep Maria, seguro y experimentado, decidió entregarse en cuerpo y alma a su propio proyecto, Alta Alella.
Cristina Guillén es otra apasionada del vino. Esposa y mano derecha de Pujol-Busquets, es propietaria de ‘Cristina Guillén Selecció de Vins’, una tienda de vinos ubicada en el centro Badalona que cuenta con más de 3.000 productos y es una referencia en toda la costa del Maresme.


Mireia Pujol-Busquets i Guillén, hija de Josep María y Cristina, trabaja también como enóloga en la bodega. Licenciada en Biología por la Universidad Autónoma de Barcelona, Posgrado en Gestión y Dirección de Empresas Vitivinícolas en la misma universidad y Máster en Agricultura Ecológica por la Universidad de Barcelona, Mireia ha crecido paralelamente Alta Alella y tiene una dilatada experiencia en el sector vitivinícola, tanto en agricultura ecológica como biodinámica.

Agricultura ecológica


La propiedad de Alta Alella ha sido declarada y certificada ecológica desde su origen. Tanto en la bodega como en el viñedo se efectúan los tratamientos fitosanitarios mínimos, únicamente superficiales que no penetran en la uva ni dejan residuos de ningún tipo, y no se utilizan herbicidas, pesticidas, ni abonos inorgánicos. El defoliado y aclarado de la cepa –la eliminación del exceso de uva para alcanzar un nivel de calidad óptimo en función de la relación entre producción, superficie foliar y agua disponible– se realizan en verde; y la vendimia se realiza manualmente y en cajas pequeñas.


Enoturismo


El vino de una zona forma parte de su identidad, y Alta Alella comparte el suyo con el mundo. Clientes, turistas, familiares y amigos están invitados a conocer el viñedo y la bodega, a hacerlos suyos, a darles vida y a compartir el entorno privilegiado y único que los envuelve.
Es una de las bodegas que más apuesta por el enoturismo en el ámbito de la D.O. Alella, y su oferta permite disfrutar de unas viñas situadas entre el mar y el cielo del Parque Natural de la Serralada de Marina (Alella-Tiana), a tan sólo 20 minutos del centro de Barcelona. Entre sus propuestas destacan las degustaciones de sus vinos y cavas transparentes, reflejo puro del trabajo, la tierra, la viña y la añada.
Además de catas y maridajes, la finca es un entorno idóneo para realizar talleres y actividades como sesiones de yoga al pie de las viñas, clases de pintura con vino para niños, paseos guiados alrededor del viñedo y las instalaciones o, para lo más innovadores, un vuelo en helicóptero para conocer Alta Alella desde las alturas o un pica-pica en uno de los parajes más mágicos e íntimos de la bodega.
Para desarrollar estas iniciativas, la finca cuenta con un centro especial de recepción de visitantes y renueva mes a mes sus propuestas, además de mantener las más reclamadas por los asiduos.


Imagen renovada


El diseñador Fernando Gutiérrez es el responsable de la nueva imagen de Alta Alella. Ha sido director de arte de publicaciones como Colors, Vanidad, Matador y los suplementos Tentaciones y EP[S] del diario El País. Entre sus proyectos recientes, además de Alta Alella, se encuentra la nueva imagen de la bodega Valdesil o la implementación de la nueva identidad y diseño del Museo del Prado.
La imagen de Alta Alella es una representación física de los valores de la bodega y, con el nuevo diseño de Fernando Gutiérrez, ésta se ha simplificado para crear una composición más sencilla, directa y natural que sea reconocible en todos los soportes y formatos.
Para ello, la principal transformación es la del logo de Alta Alella, en el que se han solapado las dos AAs, una delante de otra, representando pictóricamente los montes que rodean la bodega. Se ha remarcado también la línea horizontal que cruza las AAs, símbolo del mar que descansa frente al viñedo.
En cuanto a las botellas, Alta Alella quería diferenciar las distintas líneas de cavas y vinos para que, juntas, formaran una sola familia. Tras esta actualización, cada gama tiene ahora una línea clara y constante y cada botella cuenta con una personalidad individual que refleja los valores de cada vino.
En el caso de los cavas Premium, su forma alargada ya define la singularidad del contenido, además de la claridad de la botella y la letra en palo seco, que juntas representan la modernidad. Los cavas Privat, sin embargo, cuentan con la botella de formato convencional de cava, pero su etiqueta sigue la línea establecida de innovación.
Los vinos Premium cuentan con una botella de aspecto distinto y actual. Para reflejar estos valores, la información sobre la etiqueta se mantiene de forma clara, dejando el color únicamente para el título y la cápsula. En la gama Parvus, por otro lado, se trabajó en la etiqueta, desarrollando la forma geométrica del triángulo, en referencia a las AAs de Alta Alella, y utilizando como técnica la acuarela, en una textura y color representativos del tipo de vino.