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EL TEMAMACARRONES RELLENOS DE CARRILLERAS, LA RECETA DE LA XARXA, Y EL VINO FINCA GARBET DE PERELADA. POR MIQUEL SEN

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Si el siglo XX se puede definir como aquel en el que la gran mayoría de la humanidad aprendió a escribir, el siglo presente será el de la escritura. Internet y las redes sociales han hecho que todo aquel que tenga acceso a los mismos, puede ser un escritor. El resultado inmediato es una explosión de informaciones que no siempre corresponden a una forma de pensar libre y estructurada. Los ejemplos son tantos y tan evidentes que basta señalar uno para saber hacia dónde nos dirigimos: Durante la guerra del Vietnam un grupo reducido de fotógrafos y periodistas explicó a todo el mundo lo que estaba sucediendo a orillas del río Mekong. Ahora, envueltos como estamos en todo tipo de redes, es imposible saber que está pasando en Afganistán.
La posibilidad de hablar o escribir sin un estudio previo del tema a tratar esta llegando a situaciones esperpénticas. Si el lector sintoniza cualquier emisora de radio, pronto entenderá a que me refiero. De entrada, cada emisora dedica un tiempo creciente a la gastronomía, la gran panacea que permite hablar de cualquier cosa sin decir nada, siendo, ademas, políticamente correcto, es decir fiel al paquete ideológico-religioso que se ha dado en llamar dieta mediterránea moderna. Incultura feroz y presión por parte de los comisarios políticos de la gastronomía, reducen estos espacios a una charla de café que me recuerda lo que dacia un camarero, en mis épocas de estudiante pobre: todo esta muy bueno, nadie se ha quejado.
No quiero decir que para escribir sobre gastronomía haya que ser un sabio. Sencillamente hay que contar con experiencia, conocimientos y memoria  de lo que se ha comido, tener sentido crítico y aplicar ambos parámetros a cualquiera de los muchos temas que rodean este arte menor. Por esta razón, en la red, junto a una explosión de blogs en los que se imparten juicios a partir de verdades irrisorias, existen algunos que hay que leer habitualmente. En el mundo del vino sucede exactamente lo mismo, con una bendición continua de todo aquello que se forja en Facebook o en Twitter, a pesar de que estas redes continúan prácticamente deshabitadas de profesionales con formación. Ante esta situación el laboratorio de ideas del sector vitivinícola norteamericano conocido como VinTank, ha publicado un extenso informe sobre el valor de las redes sociales que están revolucionando el sistema de conocimientos y muchas veces envenenándolo con paquetes de información que son, exactamente, pura desinformación. La revista de la Associació Catalana d’Enolegs señala que en California algunas bodegas están contratando Social Media Directors “para gestionar su posición en este nuevo escenario que se considera estratégico”.
Es una gestión que tendrá, por una parte, el efecto benéfico de liberarnos de comentarios carentes del más mínimo rigor, al tiempo que puede orientar este ruido de fondo hacia nuevos paradigmas. La parte negativa será el control que pueda realizarse sobre la información, porque, tengo por seguro que una vez se hayan unido los gurús de la información en la red, cualquiera que diga lo que no toca será excomulgado. Es lo malo y lo bueno de vivir en un siglo en el que todo el mundo tiene derecho a expresarse. Incluso puede atreverse a escribir  que las espumas tienen aspecto dudoso, dando como justificación su escaso aporte al plato y su imagen que no siempre evoca material comestible.

Miquel Sen