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EL TEMAMACARRONES RELLENOS DE CARRILLERAS, LA RECETA DE LA XARXA, Y EL VINO FINCA GARBET DE PERELADA. POR MIQUEL SEN

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La agotadora vida de un escritor gastrónomico [ Ir a EDITORIAL ] [ Volver ]
 

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Entre crónica y articulo los escritores gastrónomicos tenemos una vida cada vez más agitada, tanto que esta alcanzando un nivel que merece una reflexión pública. Repasemos una actividad normal para un gastrónomo normal.  Supongamos que es lunes y que el equipo de esta revista ya tiene las pantallas abiertas. Llega el primer comentario: Una agencia que promociona un wok envía la noticia de la existencia de ejemplares de este tipo de sartenes, pero de un diseño afinado. La noticia es buena, pero como no conocemos las virtudes de este wok y sabemos, por la estancia en china de nuestro cronista Yago Márquez que no hay dos woks iguales, pedimos una muestra. La repuesta es negativa, porque según la agencia que los publicita, no tienen posibilidad de enviarnos el invento en promoción. Solo les interesa que publiquemos la noticia gratuitamente, sabiendo que el resultado será situar esta marca en lo más alto del ranking cuando se hace una búsqueda por internet.
El equipo gestor de gastronomiaalternativa, que cobra por su trabajo, tendría que trabajar gratis, mientras este cronista averigua si es verdad que este wok es mejor que los fabricados a mano en China. El siguiente sobresalto me lo dan unas latas musicales de una conocida bebida de burbujas. Quedan para otra ocasión mientras me asaltan recordándome que se presenta en Barcelona una cerveza italiana. Habrá modelos en el acto, gente guapa, así que me considero excluido, lamentando no tener en mi despacho esta cerveza de la que se supone un sabor a lúpulo purísimo. Ya van dos, o tres, porque  paralelamente se abren dos o tres terrazas, cuatro si contamos una en Sitges,  a cual más interesante, mientras una bodega de Ribera de Duero me invita, gastos a mi cuenta, a observar su desarrollo, que es importante si tenemos en cuenta la nota de la agencia que organiza el evento y que supongo lo debe de hacer gratuitamente, en vías de la igualdad mas democrática. Simultáneamente en la pantalla del ordenador aparecen, invitaciones de diversas denominaciones de origen convocándome a comidas, cenas, cócteles y demás actos sociales de promoción de hoteles y de vinos. Casi todos estos eventos son nocturnos, fuera de Barcelona, lo que implica conducir bajo el enorme peso moral que ha conseguido inculcarme La Dirección General de trafico, gracias a cuyos consejos estoy dejando una fortuna en taxis. Llegan también propuestas de maridajes de vinos, cavas y cervezas con conservas enlatadas, terrible lata de propuesta en la que este cronista, poco propicio al ruido social, debe catar y puntuar.
Si esta situación es estresante, las infinitas citas semanales se complican con una presentación de un cava muy de mi gusto, pero que coincide con la mise en place de un libro que a su vez se superpone a una notable cata de ron, paralela a un ejercicio de codo en la barra de una coctelería que quiere distinguirse dentro del mundo uniforme, por reiterativo, del gin tónic, un trago que aburre de tan a la moda. Añadan a este delirio persecutorio generador de noticias gratuitas el impacto en mis correos de los dossiers de los numerosos congresos culinarios, concursos de cata a ciegas o a tuertas, más algún evento que tiene como protagonista el chocolate y sabrán porque este cronista no escribe sobre los temas que realmente importan, una valoración sobre los cien mil productos químicos comercializados desde 1945, de los que solo 900 han estado evaluados por los centros de investigación sobre el cáncer, un artículo muy ajustado publicado en Le Monde por Laetitia Van Eeckhout sobre la evolución del precio de la malta cervecera en este año de climatología extraña, o todo el impacto que se nos viene encima ahora que sabemos que la E coli está corriendo por los brotes de soja bio. Lástima que por culpa de tanto divertimento no me quede tiempo para explicarles que va pasar con el precio de la cerveza de calidad, a pesar de tener impreso la evolución del cereal en euros la tonelada. Evidentemente es necesario una reunión en la cumbre de mi despacho para no dejar fuera de esta revista lo mejor de la semana, las noticias que el lector dispone en variación diaria, más el anuncio de la presencia importante de una nueva colaboración a cargo de un experto  maestro de someliers, Juan Muñoz, que desde esta semana nos explica  los más finos detalles   dentro del complejo mundo del vino y  de otras bebidas.

 Dado el impacto de tanto acontecimiento sobre la vida diaria de los comentaristas gastronómicos, este cronista propone una reunión de los jefes de fila de las agencias de publicidad al objeto de que consigan un calendario único, que no agobie, por más que los que escribimos de estos temas sabemos que hay que comer mucho caviar para llevar los garbanzos a casa.

Miquel Sen
12 de junio 2011