Antonio Vergara: Nacido en Valencia, lleva más de tres décadas ejerciendo la labor de periodista gastronómico, con una mirada a lo Far West. El cine y el jazz son también su telón de fondo. Sus inicios fueron en la Cartelera Turia, en 1972 y desde entonces no ha dejado de colaborar en distintas publicaciones, como La Cartelera. Publica los sábados una sección gastronómica semanal ('Menús variados') en el diario 'Las Provincias' de Valencia y los domingos una columna de opinión ('¡Salve y usted lo pase bien!) en este mismo diario". Su primer libro fue Comer en el País Valencia. Le siguieron la Guía Seat Panda, Comer en Carretera, De tapas por Valencia, La España dulce y Protagonistas de Nuestra gastronomía, editado por Editorial Prensa Valenciana S.A. Es director del Anuario de la Cocina de la Comunitat Valenciana. Detenta el Premio del Festival Cinegourland (Cine y Gastronomía),concedido por su dilatada dedicación a la gastronomía y a la crítica cinematográfica.
No es tan difícil saber de vinos. Aprendan de esta fantasiosa cata.
Se nota que la bodega tal o cual vendimia en un terreno arcilloso-arenoso.
Está claro que aquella otra vendimia en un terreno calcáreo-arcilloso.
El vino está elaborado con cepas viejas de más de 63 años, de un pago de 1,73 hectáreas. La uva se recolectó a mano y por la noche. El 25 de septiembre.
El vino tiene una nariz intensa (cereza, frambuesa, fresa y ciruela).
El vino tiene también otra intensa nariz (frutas en compota).
El vino transmite sensaciones florales (violeta, jazmín) y especias (vainilla, clavo, curry, pimentón de Yecla, jengibre y canela).
El vino tiene un paso por la boca denso, tánico, robusto, recio, vigoroso, enérgico, membrudo, pujante, macho y nervudo.
El vino desvela maderas aromáticas y de ebanistería, pero en la boca se detecta frutos rojos y negros (mora), terruño, minerales, tierra húmeda, becada “sur canapé”, tabaco de pipa (Maigret), chocolote negro y níscalos del bosque ampurdanés en otoño.
El vino transfiere a la nariz vegetales frescos, tales como pimiento rojo, apio, hinojo, alcachofa de Tudela, o melón de la marca Vicentín.
El vino huele a granadina, nuez, avellana, mirtos, bayas salvajes, endrinas y aceitunas verdes.
El vino contiene aromas animales (cuero, almizcle, piel, caza), químicos (naftol, fenol, grava, hidrocarburos) o procedentes de la crianza en madera: chocolate, bombón, pólvora, café, torrefacto, sarcófago, ataúd, humo de tabaco de pipa y aglomerado industrial de corcho.
La imaginación y los sinónimos son inagotables, e imprescindibles para entender de vinos.
Antonio Vergara
|