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ERA PELIGROSO COMER EN UN SALOON (Hemeroteca)
Por Antonio Vergara
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Antonio Vergara: Nacido en Valencia, lleva más de tres décadas ejerciendo la labor de periodista gastronómico, con una mirada a lo Far West. El cine y el jazz son también su telón de fondo. Sus inicios fueron en la Cartelera Turia, en 1972 y desde entonces no ha dejado de colaborar en distintas publicaciones, como La Cartelera. Publica los sábados una sección gastronómica semanal ('Menús variados') en el diario 'Las Provincias' de Valencia y los domingos una columna de opinión ('¡Salve y usted lo pase bien!) en este mismo diario". Su primer libro fue Comer en el País Valencia. Le siguieron la Guía Seat Panda, Comer en Carretera, De tapas por Valencia, La España dulce y Protagonistas de Nuestra gastronomía, editado por Editorial Prensa Valenciana S.A. Es director del Anuario de la Cocina de la Comunitat Valenciana. Detenta el Premio del Festival Cinegourland (Cine y Gastronomía),concedido por su dilatada dedicación a la gastronomía y a la crítica cinematográfica.


“¡Era mi filete, Liberty!”. Así desafía Tom Doniphon (John Wayne) al pistolero Liberty Valance cuando le pone una zancadilla a Ramsom Stoddard (James Stewart), en funciones de camarero, y su bistec cae al suelo.
Es una secuencia memorable de “El hombre que mató a Liberty Valance” (1962), de John Ford. Es muy probable que el bistec procedería de la raza bovina Texas Longhorn. Filetes de tres palmos. Ya se exportaba a la costa este de EE.UU. y a Europa.
En el saloon, bar y a veces casa de comidas, la barra era larga, había escupideras y espejos. La alimentación se basaba, por lo general, en maíz, harina de maíz, alubias, tocino (“hay judías, té y galletas”: “Horizontes lejanos”, 1952, de Anthony Mann) y, ocasionalmente, venado (“Río de sangre”, 1952, de Howard Hawks) o alguna ave silvestre (“ Centauros del desierto”, 1956, de John Ford).
El estupendo cronista del Oeste Bert Harte (1836-1902), en su libro “Caminos de herradura”, con prólogo de Jorge Luis Borges, relata los efectos de un dulce que comió en Wingdam (“pueblecito arcadiano”): “Sentía los efectos de un pastel misterioso, contrarrestados un tanto por un poco de ácido carbónico dulcificado que con el nombre de “limonada carbónica”, me había servido el propietario del mesón de Medio Camino” (Baja California).
Un humorista anónimo de otro villorrio del Lejano Oeste escribió en un cartel que “el resultado del aguardiente Mac Corcil es que mata a una distancia de cuarenta varas”.
En el saloon se bebía mucho whisky horrendo (“agua de fuego”, para los indios) y había combinados con pólvora.
Según los historiadores, el primer saloon de renombre, por así decirlo, estuvo en Brown’s Hole (Wyoming), abierto en 1822. Fueron famosos el Bird Cage Theatre, en Tombstone (“Pasión de los fuertes”, 1946, de John Ford) y el Long Branch Saloon (Dodge City).En el primero fallecieron, violentamente, más de 20 clientes. El Lejano Oeste.

Antonio Vergara