Antonio Vergara: Nacido en Valencia, lleva más de tres décadas ejerciendo la labor de periodista gastronómico, con una mirada a lo Far West. El cine y el jazz son también su telón de fondo. Sus inicios fueron en la Cartelera Turia, en 1972 y desde entonces no ha dejado de colaborar en distintas publicaciones, como La Cartelera. Publica los sábados una sección gastronómica semanal ('Menús variados') en el diario 'Las Provincias' de Valencia y los domingos una columna de opinión ('¡Salve y usted lo pase bien!) en este mismo diario". Su primer libro fue Comer en el País Valencia. Le siguieron la Guía Seat Panda, Comer en Carretera, De tapas por Valencia, La España dulce y Protagonistas de Nuestra gastronomía, editado por Editorial Prensa Valenciana S.A. Es director del Anuario de la Cocina de la Comunitat Valenciana. Detenta el Premio del Festival Cinegourland (Cine y Gastronomía),concedido por su dilatada dedicación a la gastronomía y a la crítica cinematográfica.
EL GRAN FESTÍN EN LA CONFERENCIA DE YALTA
La operación Argonauta o Conferencia de Yalta, tuvo lugar del 4 al 11 de febrero de 1945, en un ressort de Crimea (Mar Negro).
El número de personal militar y civil desplegado fue muy cuantioso. Los norteamericanos eran 330 (14 generales, 15 coroneles, 18 guardaespaldas, 8 cocineros y muchos camareros); los británicos, 62 oficiales de comunicaciones, 58 marinos de la Marina Real, un capitán de cocina y un par de proyeccionistas de cine.
Como el lugar de la conferencia no reunía las condiciones mínimas, la lista de la compra británica fue la siguiente: 144 botellas de whisky, 144 botellas de jerez, 144 botellas de ginebra, 100 kilos de beicon, 110 kilos de café, 100 rollos de papel higiénico, 2.500 servilletas de papel, 650 platos llanos, 350 tazas y platillos de té, 400 juegos de cubertería y 36 manteles.
Un barco británico, el Franconia, se dirigía a la cita con 864 botellas suplementarias de whisky y ginebra, 180 botellas de jerez, 20.000 cigarrillos americanos, 500 puros para Churchill, Stalin y sus altos mandos, y 1.000 cajas de cerillas,
Por si no tuviesen suficiente, un envío independiente titulado, en clave, “Viaje a Yalta 208”, contenía centenares de botellas de vino del Rin, vermú, ginebra, whisky Johnnie Walker Red Label y King George, champagne Veuve Clicquot 1928 y 500 puros Robert Burns
El embajador británico en Moscú les envió una docena de botellas de Château Margaux 1928, coñac, cerveza, y 20.000 cigarrillos Chesterfield, y Philip Morris. Y también 48 botellas de whisky White Horse y Vat 69. Churchill hizo este irónico comentario: “Nadie pasará sed, telegrafió a la Casa Blanca”. “El wisky es bueno para el tifus y mortal para los piojos”.
Una de las cenas se compuso de caviar, esturión, buey y macarrones, pollo frito y un pastel de varios pisos, acompañado con wodka y cinco tipos de vino. La cena de despedida consistió en esturión en gelatina, lechón, pescado blanco al champagne, brochetas se cordero, cabra montés de las estepas, codornices y perdiz.
Antonio Vergara
|