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EL TEMAMACARRONES RELLENOS DE CARRILLERAS, LA RECETA DE LA XARXA, Y EL VINO FINCA GARBET DE PERELADA. POR MIQUEL SEN

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Taninos esperados
Por John Santa Cruz
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John Santa Cruz: Periodista limeño. Sus artículos recorren en su amplitud el mundo gourmet. Ha trabajado en importantes medios de comunicación de su país, Perú, como la Revista Dionisos, en los diarios Expreso, La Razón, Del País, Extra, Vistazo y La República. En la actualidad es Director de la Revista Cocktail.


Un soberbio Bordeaux es un vino perfecto para un winelover. Premium Brands acaba de introducir al mercado el esperado Chateau Palmer, bodega que refleja toda la esencia de Margaux, una de las apelaciones con mayor prestigio dentro de Medoc.   

 

Escribe John Santa Cruz*

Los vinos de Margaux tienen una clara etiqueta: elegancia, finura y delicadeza, pero añaden además un plus de estructura y potencia entre sus características más resaltantes. Esto, quizás, porque utilizan más merlot en sus blends y reducen así la participación del cabernet sauvignon a diferencia de las otras denominaciones aledañas. Esta receta, definitivamente,  genera otro matiz a los vinos de esta apelación. Chateau Palmer sigue estos lineamientos desde su génesis, allá por 1784, y hasta la fecha es uno de los referentes de Margaux pese a la férrea sombra que genera el Chateau Margaux. Palmer reposa sobre Cantenac, una comunidad que junto a Arsac, Labarde, Margaux y Soussans, dan vida a la AOC Margaux.

Como sabemos, la calidad de los vinos nacen del terroir, y dentro de AOC Margaux, existen tres mesetas elevadas que destacan sobre el resto de terruños. La primera está ubicada en los aledaños del pueblo de Labarde, donde destaca Chateau Giscours (tercer cru classé), la otra zona está en una elevada loma que se asienta sobre Cantenac, donde Palmer tiene cultivados sus 55 hectáreas de viñedos. Finalmente está el leve altozano que se expande en Margaux (localidad), lo que para los ingenieros agrónomos es el principal culpable de los grandes vinos de Chateau Margaux. Las características son similares en todo el Medoc, predominan grava, limo y arena, lo que dan las herramientas para una uva sana. 

Pese a que el referente de esta AOC es, sin duda, Chateau Margaux por ser uno de los primeros crus en la Clasificación Oficial del Vino de Burdeos de 1855, esto, para los entendidos, es un tema que puede pasar a un segundo plano cuando sigues los impulsos de tus sentidos. Esto lo comprobamos en la cata que realizamos con Jean-Louis Carbonnier, director para América de esta reputada firma francesa en el Belmond Miraflores Park. No había tenido la oportunidad de saborear un Palmer, y luego de la cata quedé gratamente cautivado por la elegancia de sus vinos. Chateau Palmer, cabe mencionar, es uno de los catorce Troisièmes Crus en la Clasificación Oficial del Vino de Burdeos.

La cata se inició con un Alter Ego Vintage 2011, una nueva línea de Palmer para captar un público que quiera acercarse a sus grandes vinos. Desde 1998 se viene produciendo esta segunda etiqueta. La diferencia entre el Alter Ego con los Palmer está en las diferentes técnicas de elaboración del vino y proporciones diferentes de uvas. Alrededor del 40% de la producción de la finca se Vende como Alter Ego de Palmer. Es un blend clásico de merlot 48%, cabernet sauvignon 37% y petit verdor 15%. En vista se rescata un rojo profundo y denso. La nariz es fresca con notas de frutos rojos, para terminar en una boca con entrada amigable, centrado en el paladar, cerezas y frutos. Buena frescura, taninos bien equilibrados. Un vino que marcaba personalidad en cada sorbo.

Luego llegó el Chateau Palmer Vintage 2009, otro blend de merlot 52%, cabernet sauvignon 41% y petit verdot 7%. Un vino de otro escalón, igual con una fuerza tánica particular, pero domado por el merlot. Lo que me sedujo de este Palmer es que destaca por su finura en nariz y en boca. Un tinto mineral, animal, húmedo, con marcados frutos negros y con una clara presencia de alcohol (ojo, nada desagradable). En boca es sedoso, acidez equilibrada, potente, estructurado. Taninos gruesos aún y acidez fresca, apuntalando la concentración admirable de la fruta, que es muy refinada en términos de estilo, pero con una presencia floral muy elevada. Un vino que está en proceso de desarrollo.

Finalmente catamos el Chateau Palmer Vintage 1998, el lujo de la tarde, un blend de merlot 52%, cabernet sauvignon 43% y petit verdod 5%. Esta fue una de las mejores añadas de los últimos años en Medoc. Destaca claramente lo frutal del merlot. Pasó 21 meses en barrica de roble francés nuevo. En nariz era tostado, notas de café, cuero, la presencia de alcohol era más sutil. En segunda nariz escapaba un agradable mentol. En boca destacan los taninos sedosos, amables, las notas de frutos negros se repiten. Buen final. Un vino que estaba en su punto. La experiencia dejó claro que el viejo mundo siempre será el líder en cuando a los grandes vinos se refiere. Chateau Palmer llega en un momento idóneo a un mercado peruano ávido por grandes taninos. Premium Brands dio en el clavo.

¿Qué es un Grand Cru Classé?
Con el término Grand Cru se hace referencia a un concepto que evoca a una parcela o finca donde se elaboran vinos excepcionales gracias a un excelente terroir y del buen hacer del viticultor. Los primeros Grand Crus Classés se determinaron en Francia en el siglo XIX. La necesidad de una clasificación de los mejores vinos de Burdeos surgió con motivo de la Exposición Universal de París del año 1855. El propio emperador Napoleón III pidió un sistema de clasificación para los mejores vinos de Burdeos que iban a mostrarse a los visitantes de todo el mundo. El Sindicato de Negociantes de Vino fue el encargado de catalogar a los vinos según la reputación del château y el precio de mercado, lo que en aquella época se relacionaba directamente con la calidad. El resultado fue la Clasificación Oficial del Vino de Burdeos de 1855, una lista de los mejores vinos, denominados los Grand Crus Classés. Para ser exactos, la clasificación de 1855 se realizó entre las bodegas de la región del Medoc y del Sauternes y no de todas las bodegas de Burdeos. Por ejemplo, no tuvo en cuenta las bodegas de Saint Emilion, que desarrollaron su propia clasificación posteriormente. Con varios miles de diferentes châteaux produciendo sus propios vinos en Burdeos, ser incluido en esta lista significaba alcanzar un gran prestigio y era motivo de admiración por parte de los aficionados al vino. Dentro de la lista de Grand Cru Classé los vinos fueron aún más categorizados y divididos en cinco divisiones, denominadas primera, segunda, tercera cuarta y quinta. Los mejores vinos tuvieron la categoría más alta: primer Cru. Sólo cuatro vinos (Château Latour, Château Lafite Rothschild, Château Margaux y Château Haut-Brion) fueron merecedores de esta distinción.

Escribe John Santa Cruz Director de Revista Cocktail