ACTUALIDAD
QUIEN ES MIQUEL SEN
EDITORIAL
NOTICIAS
CRÓNICAS
LOS TEMAS
ANÁLISIS
RESTAURANTES
BUENAS OPCIONES
VINOS Y RESTAURANTES
LUGARES CONCRETOS
BODEGA
PRODUCTOS
RECETAS
RECETAS HEREDADAS
Y ADEMÁS
LINKS DE INTERÉS
ARTÍCULOS EN CATALÁN
CONTACTO
PORTADA









EL TEMAMACARRONES RELLENOS DE CARRILLERAS, LA RECETA DE LA XARXA, Y EL VINO FINCA GARBET DE PERELADA. POR MIQUEL SEN

Miquel Sen en LinkedIn

Siguenos en TwitterFacebook


Share
Menéa esta página

EL ARTE DE LA CULTURA DEL SERVICIO y el cocktail BRANDY ALEXANDER
Por Javier de las Muelas
[ Ir a CRÓNICAS ] [ Volver ]

Javier de las Muelas: Javier de las Muelas está considerado uno de los más prestigiosos cocktailman al nivel mundial. Se inició en el mundo de la coctelería hace 30 años creando sus Gimlets, lugares de referencia en Barcelona, como otros locales míticos de su propiedad, entre ellos Dry Martini, reconocido internacionalmente como uno de los 10 mejores bares del mundo. Creador de una nueva línea de coctelería, es colaborador del diario La Vanguardia. Desde 2002 aloja en su almacén el restaurante clandestino Speakeasy, un reservado que recoge el espíritu de aquellos locales clandestinos que surgieron en las principales ciudades norteamericanas en los tiempos de la ley seca.


En cada acción de nuestros trabajos, no sólo en hostelería -a mí no me gusta la palabra restauración- debemos ofrecer valor a nuestros clientes, a nuestros feligreses, haciéndoles vivir una experiencia única. Ellos son los protagonistas.
La Cultura del Servicio se ejercita, se consigue en cada gesto y a través del buen hacer de los equipos. Eficacia y eficiencia apoyadas en el conocimiento; la pasión por querer servir a las personas va más allá de una contraprestación económica, es una manera de entender la vida.
Recuerdo hace ya bastantes años, tantos como unos 20, que paseando un día con mi esposa por la 5ª Avenida de Nueva York nos detuvimos a contemplar una preciosa coctelera de plata que estaba en uno de los estantes del amplio escaparate de una tienda. Una dependienta al ver que  miraba alguno de los objetos allí expuestos nos invitó a entrar, así lo hicimos. Me hizo sentir cómodo, sin la presión de verme obligado a comprar. Ya en el interior de la tienda, aquella dependienta, pequeñita, elegante, apoyándose en un guarda de seguridad gigantesco, se descalzó dejando sus zapatos de tacón de aguja a un lado y sus pies solo cubiertos por medias la llevaron al interior del escaparate, desmontando alguna que otra estantería hasta llegar a donde estaba la coctelera; con una sonrisa me la entregó, la tuve en mis manos observándola y devolviéndosela a continuación le di las gracias. Ella me contestó que era un placer atendernos. 
Hay un diálogo en la película La vida es bella que me gusta utilizar en mis ponencias y que para mí representa la máxima expresión de la Cultura del Servicio. Guido, el personaje que encarna el actor Roberto Benigni aprende a ser camarero, está examinándose, mostrando su saber sobre el capítulo de la reverencia, inclinándose casi hasta el suelo; su maestro le dice: Fíjate bien, los girasoles se inclinan al sol, pero si ves alguno que se ha inclinado demasiado es que está muerto. Tú estás sirviendo, pero no eres un siervo. Servir es el arte supremo. Dios es el primer servidor, Dios sirve a los hombres, pero no es siervo de los hombres.
Nuestro trabajo, sea como barman, abogado, dependienta, médico, funcionario… con todos los contactos que establecemos, entraña tanto riesgo como el que asumen los artistas de Le Cirque du Soleil.
En un restaurante en cada servicio se producen entre veinte y más de cuarenta contactos entre camarero-sacerdote y cliente-feligrés.
El arte de servir, una asignatura que debemos aprender los españoles. Y no olvidemos que a las personas hay que conquistarlas también con la sonrisa puesta.

Javier de las Muelas 


BRANDY ALEXANDER


Quiero creer que su origen tuvo lugar hace décadas en el Bar de uno de esos lujosos trenes intercontinentales –¿Quizás el Orient Express?-
Es un cocktail delicioso para después de comer, casi podríamos decir que es un postre por sí mismo. Pero también es copa excelente como antesala de una velada de largo recorrido y abundantes libaciones,
Lo preparamos en coctelera con abundante hielo: 1/4 de nata fresca o crema de leche, 1/4 de crema de cacao y 2/4 de buen brandy, batimos con dulzura y servimos en copa de cocktail, rallando encima un poquito de nuez moscada.

JAVIER DE LAS MUELAS