· cocina nikkei fusión japonesa y peruana
En 1899 Perú y Japón firmaron el tratado de paz, amistad, comercio y navegación que daba la posibilidad de emigrar hasta tierras peruanas a parte de la población nipona. El primer barco que amarró en el puerto de El Callao fue el Sakura Maru, que transportaba desde Yokohama 786 emigrantes. Fruto del contacto entre las dos culturas nació una de las cocinas más interesantes de nuestros días, sabia mezcla de cocina japonesa y criolla. Conocida como cocina nikkei, este planteamiento gastronomico es sorprendente y de momento, de escasa presencia en Barcelona.
Komomoto de la calle Princesa es un establecimiento en el que se apuesta por esta cocina de integración multicultural. Dentro de un diseño que no lo parece, minimalista y acogedor, este restaurante tienta con una barra de coctelería nocturna que ha hecho del Pisco con sake un cóctel de referencia, más una una oferta culinaria muy económica en la que podremos encontrar el tantas veces mencionado chicharrón de pulpo al olivo. Se trata de un pulpo previamente marinado con chile y zumo de lima al que luego se le da una fritura. Se acompaña con ensalada de pepino y dos salsas, una de ellas una mayonesa de aceite kalamata. Es tan típico como el tiradito de pulpo, rico en cilantro, más crema de aguacate y patatas maceradas con yakari, ají para y sishimi tigarashi. Son platos que invitan a la cerveza, o en mi caso a un blanco de Can Ràfols dels Caus, con el que he acompañado el arroz chaufa, una auténtica suma de cocinas en las que aparece el arroz de sushi, las okras y la salsa de ciruelas japonesas, que son parte de un aliño en el que figura la galanga. Es un arroz que había comido en casa del editor Fernando Tola en compañía de otro peruano ilustre, Mario Vargas llosa, cuando en el barrio barcelonés de Sarriá se cocinaba la nueva literatura sudamericana. En tres bloques consecutivos vivieron Tola, Mario Vargas y Garcia Márquez. Buen arroz al que ha seguido una tempura elaborada con harina de maíz, más unas hojas de cilantro, también en tempura. Este tipo de harina, al margen de ser apta para celiacos, da unos rebozados muy crujientes y dorados. En muchos platos de Komomoto esta presente el choclo, alias el maíz.
También vale la pena el ceviche de corvina, porque en el encontraremos el tomate de árbol, de aroma y sabor tan peculiar, el ají y la lima. Es un buen plato del que dan ganas de beber el aliño, la leche de pantera de los peruanos. Más complejo, el ceviche mixto pataconero consta de langostino, cangrejo real y corvina, macerados y acompañados por cilantro, chile rocoto, pimiento verde, tomate, cebolla morada y patacones. Es una receta que junto al chicharrón de langostino y la Causa de dos patatas me llevarán a visitar de nuevo este restaurante.
Más personal, más barcelonés, fruto del trabajo de los chefs José Santiago y Mathieu Porcher, el anticucho no esta elaborado como una brocheta con corazones de gallina, tal como manda el recetario peruano, si no que esta adaptado a nuestro gusto. No hay pincho y la carne es lomo de cerdo, macerado. Se acompaña con patatas primor y bok choy. Como postre me han recomendado y recomiendo el sorbete de yuzu, el cítrico japonés que suma el aroma de casi todos los cítricos. Próximamente el repostero preparará unas tortitas de maíz con cremoso de pimienta. Será cuestión de probarlas.
Miquel Sen
Calle Princesa 35
Tel: 93 315 25 04
Día de cierre: no tiene
Horario:
Desde 8h a 16h y de 20h a 24h
Menú mediodía: 12 euros
Menú vegetariano
A la carta: 22 euros aprox
Coctelería viernes y sábado de 20h a 3h
Desayunos de bufete 8 euros
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