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Recomiendo el menú de caza del restaurante Monvínic. Les doy algunas razones: El chef Sergi de Meiá es uno de los primeros cocineros en hacer del producto de proximidad la base de su cocina. Por otra parte el somelier César Cánovas ha sido galardonado este año con el premio de La Real Academia de Gastronomía. Por último, el crítico del diario The Wall Street Journal ha escrito que Monvinic es el mejor bar de vinos del mundo.
Ya se puede disfrutar en Monvínic del nuevo menú degustación de caza, elaborado a base de diversos platos como el conejo, la perdiz o la liebre. el menú se puede degustar acompañado por una amplia variedad de vinos de todo el mundo, seleccionados específicamente para cada plato por el equipo de sumilleres de Monvínic.
El banquete consta de seis entrantes, un postre y dos petit fours:
ensalada de perdiz de la Noguera con cítricos; consomé de caza con huevo y paloma torcaz; arroz de caza con setas; terrina de conejo de monte con hinojo y torrija; liebre a la royal con ostra del Delta; coulant de civet de jabalí; y de postre, bizcocho de chocolate, helado de castaña rustida, boniato e infusión de otoño.
PVP menú degustación de caza: 65 € y 98 € con vinos.
Disponible hasta febrero de 2013,
No he probado el menú, cosa que haré próximamente y os dejo referencia de mi última visita.
Monvínic es un espacio único, imposible de describir en un solo artículo. Finalista del Premio FAD de interiorismo 2009, obra de Alfons Tost , es una universidad del vino en la que encontraremos una muy amplia bibliografía, 3800 referencias distintas de vinos a degustar, más aula de cata y dos salas de restauración, que a su vez definen dos ambientes distintos. De la coordinación de una carta que varía según el producto del mercado, se cuidan el chef Sergi de Meià y el somelier César Cánovas, contando con la complicidad de Isabelle Brunet. El hecho de que cite a ambos en una misma línea se debe a que en Monvínic la adecuación de la cocina y el vino es una ideología. En mis sucesivas visitas a este establecimiento esta compleja relación creo que se ha perfeccionado, hasta hacer del banquete y el servicio del vino un completo placer para el comensal.
El primer aperitivo que he probado ha sido una crema de calabaza, un corte de papada y nabo negro, que le da un punto especiado muy interesante. Toques que recuerdan la nuez moscada y el hinojo, aunque Meià asegura que todo es obra del nabo negro. La crema tiene la dulzura característica de la calabaza. La acompañé con un riesling australiano de Frankland River, de buena acidez y más cuerpo que los riesling alemanes. El segundo aperitivo, de notable perfección, fue un mar y montaña en forma de lengua de ternera con setas y espardeñas. El somelier Ramiro Gutierrez Zamora propuso un Jerez Palo Cortado de 30 años de la bodega Tradición, extraordinario, que cuadraba perfectamente con la salsa. Siguió una mini ración de verduras variadas, de punto de cocción muy preciso. Una demostración de que Sergi de Meià es un ecochef. De hecho ya lo era hace unos años, cuando entre en contacto con la cocina que practicaba en el desaparecido restaurante Reno. Las acompañé con un vinho verde portugués, un Albariño 2006 Quinta do Feital, de agradables toques cítricos.
Un arroz de trufa negra y papada de cerdo fue otro acierto culinario, equilibrado con un tinto importante, un Nuits-Saint-Georges, premier cru 2005, un borgoña elaborado por Henri Gouges. En conjunto, un plato muy a tener en cuenta, por el punto de cocción y la calidad de la trufa negra. Era un arroz con trufa de verdad, en su punto justo de expresión, recogida en los bosques próximos al pueblo de Meià. Por capricho pedí otra copa y me sirvieron un vino realmente importante, otra vez dentro del marco de la Borgoña, un Corton Grand Cru 1999 de Antonin Guyon.
Otro acierto fue la romescada de rape, con el pescado y el marisco muy en su punto y la salsa marcando el carácter de este plato, enraizado en la cocina marinera. Lo acompañe con un blanco de chardonnay elaborado en Sonoma por Scherrer, con un aroma afrutado notable, más allá de las notas características de la variedad y ajustada acidez.
Los proveedores de la cocina de Monvínic, cuyas imágenes se proyectan sobre una de las paredes del establecimiento, también son protagonistas del recetario que elabora Meià. Así es el conejo con alcaparras, muy buena materia prima, pero desde mi apreciación personal con un punto dulce excesivo, que las alcaparras no consiguen equilibrar. El vino elegido fue un Quimera 2006 elaborado en Mendoza, por la bodega Achaval-Ferrer, a partir de cabernet sauvignon, malbec y merlot. Un vino con personalidad pero que no me hizo olvidar mi anterior paseo por la Borgoña.
Los postres, obra del pastelero Gerardo Amigo, logrados, fueron un coco con plátano y caramelo, puntualizado por un vino de Madeira, una malmsey de la bodega Henriques & Henriques, de 10 años, al que siguió un helado de pera sobre una excelente galleta rica en mantequilla y queso azul, elaborado en el pueblo catalán de Veciana, contraste de temperatura, dulces y salados que cuadraban con los matices de un vino de Jurançon.
Monvínic, en su apuesta por los productos naturales, no tiene café expreso y si infusiones. El café que sirven tiene como origen Perú. Asimismo no hay oferta de destilados.
Miquel Sen
Diputación 249
Tel: 93 272 61 87
Precio del menú degustación: 45 euros con vinos
Plato Express (un plato más una copa de vino) 15 euros
Platillos desde 6 euros
Horario:
Espacio gastronomico
De 13h30 a 15h30
De 20h30 a 22h30
Espacio de cata
De 13h a 2
Diputación 249
Tel: 93 272 61 87
Precio aprox: 40 euros (sin vino)
Horario:
Espacio gastronomico
De 13h30 a 15h30
De 20h30 a 22h30
Espacio de cata
De 13h a 23h
Día de cierre:
Sábado, domingo y festivos.
http://www.monvinic.com/
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