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IL GIARDINETTO: UN LOCUS AMOENUS A LA BARCELONESA [ Ir a RESTAURANTES ] [ Volver ]
 

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Bien podría ser el nombre de un plato: póngame un locus amoenus poco hecho,  de segundo una  égloga de Virgilio y de postre… algún soneto de Garcilaso, con mucho endecasílabo,  por favor. Bromas aparte, este lugar, situado en la misma calle que el famoso Flash Flash y abierto por el mismo Leopoldo Pomes en el 74, presume de ser ese lugar cómodo, elegante, verde e idílico con el que uno gusta de toparse de vez en cuando. Inamovible e inalterable desde esos inicios tan prometedores de los 70, Il Giardinetto se ha convertido en un clásico que todo aquel que tiene ya una cierta edad o que, simplemente, frecuenta la confluencia entre Tusset y Balmes, conoce como el rincón de la cuccina italiana y el diseño avant la lettre.


Aunque los restaurantes italianos fueron los primeros que aterrizaron en la Ciudad Condal, mucho antes que la influencia gala y la revolución industrial derruyeran murallas y lo pusieran todo patas arriba, la cocina de corte italianizante que se comía en nuestra ciudad allá por los 70 adolecía de ser bastante caricaturesca- manteles de cuadros, pizzas chiclosas con piña y carbonaras con nata- y, en realidad, una perfecta desconocida para una gran masa de la población que sólo comía canelones a la barcelonesa el día de Sant Esteve y macarrones con chorizo, un ragú muy spanish, que diría Jamie.
En ese contexto desnaturalizado de lo que es una de las cocinas más simples, pero más suculentas del mediterráneo aterrizó Il Giardinetto trayendo de la mano una carta en la que había participado en la distancia la mamma italiana de la familia Bofill. Ella enseñó  a los Pomes y compañía como hacer platos simples de pasta, pero bien ejecutados. Un menos es más a la italiana que aún perdura en platos tan sencillos como la receta de “el plato brutal” cuyos ingredientes son unos rigatonis bien cocidos, aceite de oliva virgen extra, por supuesto,  tomate apenas salteado y muy poco ácido,  un poco de queso mozzarella y albahaca, o unos espaguettis a lo Sofía Loren , con laurel y para de contar.  Una cuccina povere que se complementa con foie que rellenan panzerottis, trufas para los fettuchinne o caviar para unos tagliolini, que non solo de aglio,  olio e peperoncini se alimenta uno en Il Giardinetto, per favore.


La carta no es muy larga. En realidad es escueta y tiene un menú de mediodía  en barra, asequible, a 19 euros, y otro en mesa con sofá, lamparita y verde botella por doquier por 24. Suele haber una crema o plato de pasta, tal vez algún risotto con mucho queso de Parma y algún postre tipo tatin o tiramisú. Al margen, claro está, en la carta hay buenas ensaladas como la nuestra de burrata- vera, vera burrata-, con tomates secos, piñones y parmesano, pescados como la  incombustible suprema de merluza, una rareza ya en la mayoría de restaurantes, un rape con su compota de tomate y albahaca, y en el apartado carnes no faltan el carpaccio y el steak tartare  Il Giardinetto, que es mi debilidad. Años hacía que no pisaba entre la arboleda de cartón piedra de este restaurante y me alegró mucho que aún conviviera alegremente entre el  vitello tonnato y las lentejas estofadas. Mucho más me alegró ver cómo, en ese día de lluvia torrencial y gripes varias,  Il Giardinetto  seguía siendo, sin duda,  el jardín de las delicias en la barcelonesa calle de las fiestas más divinas, el refugio de gentes  variopintas, de edades indefinidas entre las señoras y calvicies dignas entre los caballeros, en feliz mezcolanza con jóvenes empresarios, pseudobecarios o empleados de multinacionales, profesionales liberales deseosos de comer tranquilamente un viernes al mediodía en Barcelona y contarlo en la Cerdanya al caer la noche. Las Barcelonas, que diría Manuel Vázquez Montalbán, dan para muchas y distintas comidas, para muchas y distintas crónicas.


Pero pasemos a nuestro menú que, como he dicho, no es ni enrevesado, ni novedoso, ni responde a tendencia gastronómica alguna, pues consistió en la ensalada de burrata antes mencionada, un carpaccio de ternera, un plato brutal y un par de postres sencillos, a saber, una  fondue de frutas con chocolate que debería revisar su presentación y un pequeño postre de chocolate y nata, una especie de mini suizo en sustitución del pastel finiquitado. Para beber, un Palomo Cojo, verdejo amable, y poco más. Una charla final con Pomes hijo a pie de la nueva barra coctelería para ponernos al día y una despedida que, seguramente, no será definitiva.

Inés Butrón


Il Giardinetto:  La Granada del Penedés,28. (Entre Balmes y Tuset) Barcelona, Spain, 08006
Teléfono: 93 218 75 36
giardinetto@ilgiardinetto.es
Horarios:
Lunes, martes , miércoles y jueves abierto de 13:00h a 16:30h y de 20:00h a 2:00 am.
Viernes abierto de 13:00h a 16:30h y de 20:00h a 3:00 am.
Sábado: abierto de 20:00h a 3:00h.
Domingos y festivos, cerrado.
Menú Mediodía 24 euros
Menú especial barra 19 euros
Precio a la carta aproximado: 30 euros.