Gran Via 439 · Barcelona · Telf. 93 423 21 99 · Cerrado: domingos y festivos Precio medio (sin vino) 35-40 € Menú de degustación 40 € Menú de Maria: 23,90 € Menú de mediodía: 18 €
Un edificio noucentista de la Gran Vía guarda en su planta baja un restaurante que tiene el atractivo de no haber sido objeto del deseo de los diseñadores. Desde 1986 Maria Rueda mantiene un local en el que la estructura física, las bóvedas de ladrillo, el muro de piedra, sirven de marco a los muebles y cuadros, a los botelleros que dan al Rebost de Maria un aire personal. Una serie de piezas de cobre, a la entrada, muestran el origen cordobés de la propietaria.
La carta de este establecimiento responde claramente a las raíces de una gastrónoma- cocinera andaluza afincada en Barcelona. Son platos de esos que siempre apetece comer, y que cada día resulta más difícil encontrar en las cartas. Entroncados en el recetario catalán, los caracoles a la gormanda y las anchoas de la Escala son tapas que tendremos que compartir, porque el salmorejo cordobés y los chipirones a la andaluza son imprescindibles. En mi caso, añadí unos callos a la castellana, con garbanzos que, en otra visita a esta casa serán plato principal. Como contraste a estos, el foie gras micuit, acompañado por unos sabrosos carquinyolis de pistachos, da dimensión de modernidad a una cocina que tiene en las recetas clásicas de siempre una baza importantísima. La sepia estofada con garbanzos, las verduras con salsa romesco, son tan interesantes como los arroces, una especialidad de la casa, que presentan para dos personas. Cinco platos de bacalao, un pescado calificado en la carta como el mimado, han fidelizado la clientela de este Rebost.
Dado que el aperitivo es obligadamente extenso (no se olviden de los callos), mi elección se ha orientado hacia dos platos de cuchara, la sepia con sus garbanzos estofados, como primero de sustancia, al que ha seguido un clásico que siempre hay que pedir cuando se visita la casa de una señora cordobesa: el rabo de buey, elaborado con su adobo y sus verduras. Tiene una textura jugosa que siempre nos lleva a la memoria banquetes celebrados en el conocido Caballo Rojo cordobés. Aquellos que no gusten de esta carne potente, podrán optar por el entrecote de ternera, con salsa de queso cabrales, o por la espalda de cabrito, con sus patatas a la brasa. Llegado a este punto, seguro que habrán descubierto que la señora Maria Rueda tiene el titulo de somelier y mas de 3oo referencias en su bodega. La carta de postres responde a esta filosofía y nos tienta, entre otros dulces y sorbetes, con tocinillos flambeados, torrijas y crepes rellenas de chocolate caliente y nata.
Miguel Sen
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